El IDR ha realizado un informe sobre diferentes situaciones y problemáticas vinculadas al sector agroindustrial, en el transcurso de las dos primeras semanas de crisis desatada por la pandemia de coronavirus.
 
Como se sabe, se han producido cambios rápidos en las condiciones de vida y de trabajo de muchas personas y, de modo muy particular, en la venta y consumo de alimentos. 
 
Se han dado inéditos cambios en la accesibilidad y en la sensación de necesidad y seguridad para obtener alimentos.
 

Frente a esto, el Estado ha considerado como esenciales a todos los productores agroalimentarios, a los servicios de distribución y a los sistemas de comercialización de alimentos, en el marco del cumplimiento de ciertas normas sanitarias de protección para las personas y los grupos. Y en este contexto, luego de dos semanas de cuarentena total y obligatoria, los distintos sectores agrícolas de la provincia se han visto más o menos perjudicados.

En general, se ha logrado trabajar con cierta normalidad, en cuanto a fechas programadas para las distintas labores culturales, pero no así en cuanto a la cantidad de personas necesarias para las distintas tareas.

Si bien ya está finalizada la cosecha de la mayoría de las especies frutícolas y hortícolas, todas las tareas se han tenido que adecuar a los cuidados de prevención necesarios para poder cumplir con las normas dispuestas para evitar contagios.

Si esta situación se sostiene en el tiempo, otro inconveniente que se va a suscitar será la dificultad para contratar mano de obra calificada para realizar las tareas de poda en un menor tiempo y poder terminar en el momento oportuno. Además en algunos casos ha sido difícil el acceso a insumos obligatorios para el personal (alcohol en gel y guantes) insustituibles a la hora de prevención.

En cuanto a la siembra del ajo, se logró completar antes de comenzada la cuarentena en la zona norte de la provincia. En el Valle de Uco (principal zona de cultivo de esta especie) se está realizando en tiempo y forma, en aquellas parcelas que están mecanizadas y con cierta demora en donde esta tarea es manual o se ha visto retrasada la preparación del suelo, entre otras cosas.

La cosecha de aceitunas verdes fermentadas se encuentra en pleno proceso y se espera para abril/mayo la de aceitunas para aceites. En ambos casos, la mayor parte de la cosecha se realiza manualmente y se esperan problemas de disponibilidad de mano de obra en tal sentido. Dado que este es un cultivo secundario para muchos productores, sería esperable que gran parte de la producción termine quedando en las plantas sin cosechar.

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